HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

Hablar es una de las facultades exclusivas del ser humano. Cuando hablamos con otros, sobre todo si lo hacemos con una clara intención de comunicarnos, estamos sentando las bases de las relaciones saludables: La confianza.

Actualmente en las organizaciones las conversaciones directas entre personas desde la más informales hasta las más estructuradas se han reducido notablemente.

Tradicionalmente los motivos que se aludían para explicar la falta de comunicación face to face se debían a las características del trabajo, la cultura de las empresas y el tipo de relaciones que predominan en la organización.

Los últimos años hemos asistido a una disminución mayor y más acelerada de la comunicación verbal directa entre personas dentro de las empresas, dos son los motivos principales que lo han generado:

Por un lado, la digitalización de la comunicación que han propiciado los avances de la tecnología y la adopción de herramientas de comunicación digital han sustituido en muchos casos el diálogo cara a cara entre personas.

Por otro lado, el trabajo en remoto ha contribuido aún más a aumentar la distancia comunicativa entre personas.

En principio parece que la tecnología y las nuevas formas de trabajo asociadas a su desarrollo nos habían proporcionado una vida en el trabajo más cómoda. Evitar el contacto directo alejaba los roces, eludíamos tener que comunicarnos con quien nos gustaba, nos hacía estar más enfocados en nuestras tareas. Incluso hemos llegado a autoconvencernos que nos daba más autonomía y menos quebraderos de cabeza.

Sin embargo, el estrés, la depresión, sentirnos quemados y aislados forma parte de la cotidianidad que acompaña a muchas personas en las empresas en la actualidad.

Es hora de revindicar que comunicarnos de forma espontánea, natural y directa con otras personas contribuye de forma esencial a crear espacios de trabajo saludables.

Al hablar con otros nos conocemos mejor nosotros mismos, desarrollamos la empatía, somos más resolutivos, colaborativos, productivos e impulsamos valores compartidos.

Todo lo que somos como humanos únicos alcanza su mejor expresión cuando lo hacemos con otros. Nos necesitamos para crecer como personas y hablarnos con sinceridad es un recurso muy valioso para alcanzar este propósito.

Recuperemos con todo su esplendor lo que un día nos hizo humanos y nos trajo hasta este momento de la historia.

Decía Michel de Montaigne:
“La palabra es mitad de quien la dice y mitad de quien la escucha”

Ángela Moreno
Antropóloga