Plataforma Laboral Life

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LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES

La integración de la perspectiva de género en la Prevención de Riesgos Laborales es algo fundamental y necesario en la actualidad. Además de por obvias razones éticas, las evidencias nos muestran que los riesgos laborales y sus consecuencias afectan de manera diferente dependiendo del sexo.

La apreciación y la valoración de la diferencia es fundamental en Prevención de Riesgos y es lo que nos conduce al enriquecimiento y la calidad. En cuestiones de Prevención de Riesgos Laborales debemos detectar ese detalle, valorar todas las peculiaridades y no quedarnos sólo en lo superficial. Al revisar los puestos de trabajo debemos captar las diferencias entre los hombres y las mujeres, esto es, adoptar la perspectiva de género. Esta integración de la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales pasa por garantizar que al final del proceso las medidas preventivas adoptadas sean apropiadas.

La perspectiva de género debe ser adoptada en todas las fases de la PRL: evaluación de riesgos, planificación de las medidas, formaciones, Vigilancia de la Salud, adquisición y recomendaciones sobre EPI, coordinación de actividades o investigación de accidentes.

A la hora de realizar las tareas de Prevención de Riesgos en cualquier ámbito, hay que tener en cuenta las diferencias a través de la implantación de la perspectiva de género y reflexionar sobre cómo abordar estas diferencias. Por ejemplo, hay que tener en cuenta la antropometría, diferencias biológicas e incluso factores culturales o sociales.

Los riesgos a los que están expuestos las personas trabajadoras deben ser identificados y evaluados para eliminarlos o reducirlos y controlarlos hasta niveles que no provoquen daños, el problema es que normalmente se ha hecho esta evaluación desde el punto de vista de un puesto de trabajo “normativo” y la PRL debe tener en cuenta las características específicas de cada persona y por consiguiente las necesidades específicas de esa persona. De no hacerlo se pueden obviar factores reales, especialmente los que afectan a la salud de las mujeres.

En este sentido, es muy Importante tener en cuenta que en el mercado laboral se puede producir segregación horizontal y segregación vertical. Como segregación horizontal se entiende que hay sectores altamente masculinizados y otros altamente feminizados, por ejemplo, en el sector servicios se concentra la mayor presencia laboral de mujeres (sanidad, educación, hostelería, etc), mientras que en el sector primario, industria, construcción y transporte se da mayor presencia masculina. En cuanto a la segregación vertical, se refiere a la ocupación diferente de hombres y mujeres de ciertas categorías en las empresas, suele ocurrir que los puestos de dirección están ocupados generalmente por trabajadores masculinos. Esta segregación vertical es consecuencia de factores culturales históricos que afortunadamente en los últimos años se van mitigando.

En cuanto a los riesgos laborales, entre las mujeres se percibe un mayor impacto de los riesgos psicosociales y riesgos musculoesqueléticos, y entre los hombres una mayor incidencia de accidentes como golpes, quemaduras o caídas. En la práctica, en la mayoría de las empresas se evalúan principalmente los riesgos de seguridad e higiénicos, y en menor medida, los ergonómicos. Son muchas menos las empresas que realizan evaluaciones de riesgos psicosociales.

Las tareas que debe realizar cualquier empresa para garantizar la perspectiva de género son muy sencillas, por ejemplo se debería revisar periódicamente:

- la evaluación de los puestos de trabajo, especialmente los ocupados por mujeres
- las listas de riesgos asociados
- las adaptaciones ergonómicas realizadas
- las evaluaciones de riesgos psicosociales
- la formación interna realizada y los colectivos beneficiados de esta formación
- las medidas adoptadas y su implantación real

Adoptar una visión de género en la PRL tiene una serie de beneficios u oportunidades que no hay que subestimar en ningún caso, como el aumento de la eficacia en las acciones preventivas o la mejora general de la cultura preventiva. También se produce una mejora del clima laboral y de la calidad de vida de las personas. Por último, es un refuerzo en la parte de responsabilidad social corporativa y deja claro el compromiso de la empresa con unos valores éticos actuales e inclusivos.

Fidel Hurtado Galaviz
Técnico Superior PRL


Lunes, 24 de abril de 2023

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