Plataforma Laboral Life

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De la sisifemia al enfermar por el trabajo

La “Sisifemia” es el cansancio mental del trabajador incansable, o el agotamiento del trabajador sometido diariamente a una sobrecarga mental extrema. El trabajador para poder acometer la tarea diaria sin retrasos se ve obligado a trabajar por encima de todo límite, incluyendo la jornada laboral, y su propia salud, pues obsesionado por pretender hacer siempre más, condenado por tener que hacer siempre más, no respeta la dedicación a otras áreas de su vida como, el descanso, el ocio o las relaciones fuera del trabajo, lo que va minando su confianza, su autoestima, su salud y su bienestar hasta enfermar de agotamiento mental y perder capacidad eficaz de rendimiento en el trabajo.

La “Sisifemia” sería el padecimiento con agotamiento físico y mental del trabajador condenado a la ingente tarea de lograr alcanzar un objetivo inalcanzable, para volver a empezar cada día con la misma condena y la repetida frustración de no verse capaz, a pesar de que está haciendo lo máximo posible en el trabajo.

Lo “personal” está en la génesis de la sisifemia, pues no todas las personas sometidas a sobrecarga mental continua la sufren, pero un perfil de personas tiene un mayor riesgo de padecer sisifemia: perfeccionistas, personas con alto sentido de la responsabilidad, workaholic (adictos o dependientes del trabajo), trabajadores con personalidad anancástica (obsesión por la perfección y el detalle), personas altamente exigentes consigo mismas, meticulosas, cumplidoras, implicadas con el trabajo.

El sector de actividad laboral también condiciona la aparición de la sisifemia, y así es frecuente se de en actividades financieras, consultoría, auditoras, comunicación, despachos de abogados, sanidad, universidad, investigación, altos niveles de la administración, comerciales, inteligencia artificial, y en general actividades de alta responsabilidad con obligada dedicación extrema, continuada exigencia, que requieren de resoluciones apremiantes, con exclusiva y muy alta carga mental, y necesarias prolongaciones de jornada para cumplir objetivos.

La causa de la sisifemia está en el desequilibrio entre la alta demanda de trabajo y la difícil capacidad de dar repuesta dentro de la jornada laboral; este desequilibrio aumenta las tareas pendientes y así se genera una mayor dificultad para resolverlas a tiempo, y todo ello día tras día, como la maldición de Sísifo.

El cansancio mental progresivo va disminuyendo la capacidad de permanecer con atención y concentración a una tarea, va provocando fallos de memoria, embotamiento, disminución del insigth, de la capacidad de enjuiciamiento rápido, lo que en trabajos como los de riesgo referidos, supone una progresiva pérdida de rendimiento, un sentimiento de incapacidad para resolver la tarea diaria, respondiendo con mayor dedicación de tiempo al trabajo sin descanso, ampliando la jornada, incluso trabajo fuera de la oficina para poder resolver lo pendiente; progresivamente el cansancio mental y físico va haciendo mella.

Las consecuencias de la sisifemia son la pérdida de la salud con el desarrollo de enfermedades psicológicas y físicas, y también la pérdida de talento, pues el trabajador con sisifemia puede acabar renunciando al trabajo

Finalmente, la sisifemia causa enfermedades psíquicas como la ansiedad, depresión, trastornos del sueño, consumo de tóxicos (OH y otros), dependencia de psicofármacos, astenia, burnout, o enfermedades físicas como, arritmias, infarto, procesos vasculares, hipertensión, procesos vasculocerebrales, cefaleas, dolores de espalda, obesidad, diabetes, o enfermedades de la piel.

Por otra parte, el trabajador incapaz de poder poner remedio a la situación puede verse abocado a la renuncia, la dimisión personal y el abandono del trabajo.

En la sisifemia hay responsabilidad empresarial en vigilancia y prevención, frente a riesgos psicosociales y jornadas laborales extraordinarias.

Prevención de la sisifemia y sus consecuencias:

* Medidas organizacionales. Cambios en la distribución de cargas de trabajo y adecuación correcta de jornada, adecuación de plantillas, nuevos modelos de planificación de tareas, flexibilidad horaria y pautas de descanso, y compensación horaria o vacacional.

* Fomento real de trabajo saludable como un valor de empresa.

* Formar al trabajador en las habilidades necesarias para reconocer el daño en salud mental y el adecuado manejo del trabajo y dedicación. Cursos de mindfulness, meditación, relajación, promoción de la actividad física y control de malos hábitos de consumo.

* Reformas estructurales y normativas. Con el objeto de que determinadas prácticas empresariales no conlleven prolongaciones extraordinarias de la jornada, abuso del teletrabajo, y sobrecarga desmedida del trabajo y sobrecarga incontrolada de la carga mental, que eviten el riesgo de sisifemia. Pactos de desconexión.

* Correcta vigilancia de la salud de colectivos de riesgo. Identificación de riesgos y personal vulnerable, eliminación o evaluación y control. Indicación o facilitación de Terapia conductual advertida la deriva del deterioro de la salud mental; pues a veces los trastornos de conducta y del comportamiento se tienen tan entronizados, y con la consideración de que no tienen remedio, que el trabajador por sí sólo no puede salir del bucle de intentar hacer más para irse agotando más. El problema no es qué comportamiento o conducta frente al trabajo hay que cambiar, sino saber cómo hacerlo y que un psicólogo ayude ello.

José Manuel Vicente Pardo
Jefe Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades. INSS. Gipuzkoa. España.

Araceli López-Guillén García
Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades INSS. Murcia. España.


Martes, 7 de marzo de 2023

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