Plataforma Laboral Life

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ENTRE EL DEBER Y LA CULPA

Es sábado por la tarde, de esas tardes de pereza que no dedicas a nada en particular. Ojeando un diario digital me llama la atención un titular y leo el reportaje con detenimiento.

“Madres y abuelas han sacrificado sus vidas por cuidar a otros, pero no las convierte en admirables, sino en víctimas”


“¿Por qué al mínimo desliz ya se le asigna el título de “mala madre” y solo se elogia cuando se sacrifica por los demás? Porque a las mujeres se nos niega el derecho a ser humanas, es decir, a ser imperfectas.



La escritora sevillana vuelve con 'La Familia', que ya ha ganado el Premio Cálamo Extraordinario 2023 y es finalista en los Premios ‘Todostuslibros’ para mejor libro de ficción. (Entrevista a Sara Mesa en el diario.es.)

...estas repuestas de la escritora me llevan a la reflexión por largo tiempo, sobre qué significa calidad de vida laboral en estos tiempos de cambio. Si buscamos la definición técnica, podremos encontrar varias en un sentido similar a éste:

#calidad de la vida laboral es la satisfacción del empleado a través de recursos, actividades y resultados derivados de la participación en el lugar de trabajo#
¿pero qué significan esas palabras,
en qué se traducen en el día a día de las personas?


Como soy mujer y madre las contestaré desde mi realidad, no más acertada que la de cualquier otro, simplemente la mía.

Para mí la satisfacción como empleada exige una serie de condiciones:

° reconocimiento ( no solo hablo de remuneración)

° acompañamiento en el desarrollo profesional

° posibilidades reales de crecimiento en igualdad de condiciones

° ambiente de trabajo positivo y de colaboración

° flexibilidad para la conciliación familiar

En esta sociedad de hiper-producción, donde solo sirve llegar a los objetivos marcados, donde lo único que se destaca es el éxito profesional para tener un espacio reconocido, ¿en qué lugar queda la felicidad y el equilibrio emocional para el individuo? ¿en qué consiste esa felicidad?¿podemos aspirar cualquiera de nosotras a alcanzarla?

Por más vueltas que le doy, no hallo respuesta que me satisfaga, estoy entre el deber y la culpa. El deber de centrarme en mi carrera profesional , en encontrar ese puesto ideal para mí, donde pueda trabajar con y para las personas... y la culpa, porque para conseguirlo tengo que empezar a soltar lastre, a delegar responsabilidades, a ceder campo de batalla.
No es posible, al menos no lo es para mi paz mental, dejar de pensar en los sacrificios que supone ser padres, particularmente, ser madres, porque mayoritariamente somos quienes asumimos en mayor parte el rol de cuidadoras: de hijos, de padres, de cónyuges, de hermanos y hasta de la vecina del quinto... porque hemos sido tocadas por la varita mágica y nos toca cuidar. Si lo haces bien y con entrega, es tu parte como ser humano, pero si no priorizas ese papel, entonces eres malamadre.

Con los hombres no ocurre lo mismo, aunque es cierto que las cosas están cambiando y que la paternidad es hoy más consciente, comprometida y responsable, a ellos se les aplaude por los mismos comportamientos que a nosotras la sociedad nos exige.

No quiero ser víctima ni verdugo, sólo quiero poder centrarme en mi carrera profesional sin miedos, sin culpas, sin sentirme una impostora, sin concesiones porque soy mujer y entonces habrá un hombre que no arrastre como límite la conciliación familiar.

YOLANDA FERNÁNDEZ PÉREZ
ORIENTADORA LABORAL Y KNOWAD.


Viernes, 03 de marzo de 2023

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