Plataforma Laboral Life

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UN GRAN LÍDER Y SU ESPÍRITU DE EQUIPO PARA HACER GRANDES LAS PERSONAS

Escribía Eduardo Galeano que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Y es que la gente normal hace cosas extraordinarias, por lo que es importante que tengamos el reto de ser personas normales y comencemos a hacer cosas extraordinarias. Por tanto, las personas extraordinarias son personas normales que hacen cosas extraordinarias. Las personas extraordinarias son seres mágicos disfrazados de normales.

Las personas extraordinarias saben cuáles son las prioridades de la vida y no se ven a sí mismas como seres perfectos. Las buenas personas asumen y saben ver sus imperfecciones. No entienden de egoísmos, de conflictos o envidias. Y si lo pensamos, la diferencia entre una persona extraordinaria y una persona ordinaria está en el extra. Si la vida nos da personas extraordinarias es porque lo merecemos. Las cosas extras que hace alguien extraordinario no lo hace alguien ordinario.

Seguro que os preguntaréis dónde está la clave del éxito y parece haber muchas respuestas. Es bonito, porque quiere decir que cada una de las personas normales que hacen cosas extraordinarias, es la clave en el éxito colectivo.

1. Lo extraordinario es una acción: La gente extraordinaria no se crea de la nada. Se hacen así mismos por realizar cosas que les ayudan a adquirir la cualidad de ser extraordinaria. La impotencia es un hábito. Y gente extraordinaria no la tienen. De hecho, ellos rara vez se quejan y se centran en la solución de los problemas. Se aseguran de que la felicidad sea su objetivo primordial.

2. Lo extraordinario es una actitud: No se nace siendo extraordinario, ni tampoco se lleva en los genes. Cada vez que una puerta o una oportunidad se cierran sobre una persona, lo toma como un reto y sigue adelante. Los logros extraordinarios comienzan en la mente, en la actitud que asumimos, más que en la realidad de nuestra situación actual. Al adoptar una actitud proactiva y lograr que se instauren en nuestra mente, los resultados extraordinarios fluyen a partir de ahí.

3. Ser extraordinario es una opción: Ser extraordinario no es ni un accidente, ni un privilegio especial que unos tienen y otros no. Es un estado de creación donde se pretende ser lo mejor posible. Y llegamos a ser mejores, eligiendo ser mejores. Las personas extraordinarias eligen sabiamente cuando están bajo presión y estrés.

4. Ser extraordinario requiere esfuerzo diario: Aprender de las experiencias cotidianas es una de las armas secretas de las personas extraordinarias. Es hablar de mejoras sencillas, simples, continuas que puedan ir incrementando poco a poco los resultados que esperamos. Las personas extraordinarias no se convierten de la noche a la mañana. Es necesario practicar ser extraordinario cada día, hacer mejoras aparentemente pequeñas, pero muy valiosas.

5. Ser extraordinario demanda ser disciplinado: Podemos hacer lo mismo con cualquier cosa que elijamos, hasta que se convierta en un hábito. Las personas extraordinarias tienen la “rigidez” que hace que la disciplina sea parte de sus vidas.

6. Lo extraordinario tiene que ver con el aprendizaje: Las personas extraordinarias aprenden de las pequeñas cosas de la vida, observándose profundamente a sí mismo y a los demás. Hay innumerables formas para aprender. Podemos leer libros, escuchar podcast o audiolibros, asistir a talleres, seminarios, ver videos inspiradores, conversar con aquellos que son más sabios… y la lista continúa. Las personas extraordinarias sienten ganas de aprender cada hora del día. Cada experiencia nos enseña algo valioso. Las personas extraordinarias están siempre dispuestas a aprender.

7. Lo extraordinario es una creencia: Obtenemos lo que creemos. Si queremos convertirnos en personas extraordinarias, debemos creer con todo corazón que somos capaces de sobresalir de la multitud y lograr lo imposible. Las creencias hacen posible los milagros. Si creemos en nuestras metas y sueños realmente nos convertiremos en personas extraordinarias.

El mundo está lleno de héroes anónimos. Son muchas más las personas ordinarias que hacen cosas extraordinarias y positivas. No deberían pasar inadvertidas esas personas ordinarias que en un momento dado muestran que tienen un valor inmenso.

Hay historias que nos demuestran que muchas personas ordinarias son capaces de dimensionarse y realizar verdaderas hazañas en ciertas situaciones. Quizás cada uno de nosotros lleva un héroe dentro, pero solo sale a la luz cuando confluyen ciertas circunstancias.

Y estás claves generan que los buenos equipos de trabajo tengan una clara dirección de una persona que es la líder. Por ese motivo, es esencial encontrar a aquella persona que sea capaz de sacar lo mejor de cada persona del equipo y del conjunto de personas, que sepa motivar y crear un buen ambiente. No se trata de una persona que da órdenes sino de una persona que trabaja codo con codo con el equipo que lidera. Es evidente que quien pisa fuerte, deja huella por dónde anda. Quien se deja la piel en todo lo que hace, también.

Es evidente que para dejar un legado es fundamental tener un proyecto, formar parte de él, tener unos objetivos consensuados en los que cada una de las personas del equipo haya podido participar. Participar en el proyecto es uno de los elementos fundamentales de sentirse parte de un equipo.

Cada organización es resultado de las conversaciones que se dan entre las personas que forman parte de la misma. El hecho de que las personas se sientan partícipes de la organización a la que pertenecen, estando presentes "en cuerpo y alma", determina cómo es la organización y sus resultados.

La invitación a la participación en el proyecto debe ser honesta y debe ser aceptada para lograr el intercambio con respeto.

Y para ello, es importante:

1. No preocuparse por lo que piensan de uno/a
Es difícil sobrevivir sin tener nunca en cuenta la opinión de los que nos rodean, pero estar siempre pendientes de su aprobación y aceptación, además de un lastre, bloquea la libertad para ser.

2. Afrontar el miedo a lo desconocido
Recuperar el alma mientras hacemos y creamos, aparcando las inercias y los automatismos.

3. Tener el valor de ser coherente
Para ser coherentes con nuestra esencia, es necesario a menudo ser valientes, para empezar a tener unas relaciones más auténticas que valgan realmente la pena.

4. Trascender el perfeccionismo
Innovar no siempre significa hacerlo bien todo desde el inicio.

5. Abrir la vida a la utopía
Pensar en grande es la manera de conseguir los éxitos.

6. Conectar más allá del ego
Ir más allá de lo que creemos ser, para darnos la oportunidad de convertirnos en aquello que aún no somos. Cuando nos trascendemos a nosotros mismos, nos abrimos a nuevas posibilidades venciendo creencias y miedos.

7. Permitir fluir con el tiempo
Cuando más expresamos nuestra singularidad es cuando la tarea que realizamos nos absorbe por completo haciéndonos perder la noción del tiempo y de nosotros mismos. Requiere toda nuestra implicación y el placer de ejercerla es máximo.

Por tanto un/a líder que hace equipo:

1. Establece objetivos claros para el equipo y para cada persona.
2. Instruye ideas claras para la gente.
3. Comparte experiencias y ejemplos de sus logros y errores.
4. Enfatiza más lo positivo que lo negativo.
5. Establece continua retroalimentación positiva y constructiva con cada persona y con su equipo.
6. Utiliza pequeños logros para forjar la unión del equipo.
7. Pone en práctica lo que dice.
8. Expresa su aprecio y el de la organización con recompensas de ser posible.
9. Desarrolla una relación constructiva.
10. Hace cambios para mejorar, estimular la creatividad y la innovación.
11. Estimula la confianza.
12. Estimula a su equipo a expresar su punto de vista en momentos de conflicto y a que lo comparta con los demás.

Marcar huella. Impregnar proyecto. Hacer equipo. Ser líderes.

Joan Carles March Cerdá
Especialista en medicina preventiva y salud pública 
Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública


Lunes, 23 de enero de 2023

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