Plataforma Laboral Life
“No puedes dormir bien. Estás temblando todo el tiempo. No comes. Estoy muy contento de haber terminado. Por el momento he acabado con mi trabajo”
“Nunca diría esto durante una competición, pero la verdad es que después, mirando hacia atrás, es aterrador”
“Algunas cosas han sido agradables… pero diría que la mayoría de ellas no lo fueron”
Estas declaraciones son del nadador estadounidense Caeleb Dressel, siete veces campeón olímpico y veintiuna veces campeón mundial. Las declaraciones fueron realizadas después de unos Juegos Olímpicos.
Y estas expresiones representan bien el síndrome de burnout o “estar quemado”
Los deportes, en definitiva, son también un trabajo, agravado por la cantidad de presión que han de soportar los deportistas profesionales. En unos pocos minutos se juegan el trabajo y el esfuerzo realizados durante varios años. La presión es altísima y muchas veces son personas jóvenes que no han sido preparadas para soportar estas tensiones. A la hora de juzgar, no se tienen en cuenta las características personales ni el esfuerzo realizado, simplemente el resultado final de la competición.
Aun así, Caeleb puede ser considerado un exitoso deportista, pero si tuviéramos la oportunidad de preguntarle, posiblemente este gran nadador se sentiría feliz con el resultado, pero no con el trabajo en sí.
Durante el proceso ha estado quemado. Sus declaraciones denotan hastío y pérdida del sentido de su trabajo. Si un campeón olímpico se siente así, debemos reflexionar sobre nuestras sensaciones cotidianas y reflexionar si nuestro camino es el adecuado.
Podríamos definir burnout como una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado.
El trabajador pierde el sentido de su relación con el trabajo, de modo que las cosas ya no le importan más y cualquier esfuerzo le parece inútil.
El burnout se puede resumir, según la OMS, como una relación de 4 elementos, sensación de agotamiento, pensamientos negativos y distancia mental con su trabajo. El cuarto elemento que define al burnout es la "reducción de la eficacia profesional". Este elemento no aplica al nadador Caeleb Dressel. Pero tampoco a muchos trabajadores con este síndrome. Paradójicamente muchos trabajadores son capaces de seguir trabajando durante un tiempo con un nivel de productividad alto, pese a estar desarrollando el síndrome de estar quemado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido recientemente el burnout o síndrome de estar quemado como enfermedad. De este modo, por primera vez el “desgaste profesional” entra en la clasificación internacional de las enfermedades, conocida como CIE -11.
Hay algunas discrepancias en cuanto a los colectivos afectados por este síndrome. Por ejemplo, los estudios de Maslach y Jackson defienden que burnout es un síndrome tridimensional que se desarrolla en aquellos profesionales cuyo objeto de trabajo son personas, sin embargo, algunos otros autores discrepan y aseguran que el burnout afecta a todo tipo de profesiones y no sólo a las organizaciones de “ayuda”.
Así pues, los principales colectivos afectados serían:
Colectivos sanitarios.
Enseñanza.
Fuerzas de seguridad.
Servicios sociales.
Administración pública.
Funcionarios de prisiones, personal de justicia, etc.
Hay que tener en cuenta que muchas veces popularmente aplicamos el término “estar quemado” a situaciones concretas de frustración o cuando no nos gusta nuestro puesto de trabajo o las tareas asignadas, incluso momentos de estrés, situaciones de acoso o crisis laboral… pero no todas esas situaciones son burnout. El hecho de que no te guste tu trabajo no significa que sea burnout.
Fidel Hurtado Galaviz
Técnico de Prevención de Riesgos Laborales