Plataforma Laboral Life

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La salud del perdón en las organizaciones: fácil de decir y difícil de sentir

Me pregunto ¿Por qué es tan difícil pedir perdón o pedir disculpas y saber perdonar en el trabajo?

Sin duda no es fácil pedir perdón ni perdonar y menos en el trabajo. El perdón es un concepto cargado de emocionalidad. Solicitamos el perdón por una acción nuestra que ha causado un daño, o perdonamos a otra persona cuya acción nos ha infligido un daño. Si nos preguntamos: Cuando algún/a compañero/a en el trabajo nos hace daño… ¿Solemos perdonar con facilidad? ¿Podemos llegar a comprender a la persona que nos hace daño? ¿Nos perdonamos después de haber cometido un error? ¿Sentimos rencor por las personas que nos han dañado? ¿Olvidamos lo sucedido?. Las respuestas serían sin duda, muy variadas.

Pedir perdón o ser capaz de perdonar son habilidades, recursos normalmente útiles en nuestras relaciones personales y laborales, que se aprenden y perfeccionan, pero cuya práctica entraña cierta dificultad en función de los rasgos de nuestra personalidad y de nuestra forma de gestionar las emociones. Pedir perdón nos libera energías positivas y es conveniente practicarlo. Pedir perdón es un gesto de humildad que nos gustaría que fuera bien entendido, desde la humildad, y buen hecho. Todos cometemos errores y nos equivocamos.

Los distintos estudios dicen que las mujeres perdonan con más facilidad que los hombres, aunque los estudios hablan de pequeñas diferencias y además, que a medida que aumenta la edad aumenta la capacidad de perdonar. La experiencia vital, en general, nos enseña que cometer errores es algo inevitable, y nos proporciona una actitud más tolerante.

Sobre las características de personalidad, que dificultan la capacidad de pedir perdón o perdonar en el trabajo, destacan aquellas que se relacionan con una baja empatía, como el egocentrismo, el narcisismo o la inclinación a ver una única perspectiva de los acontecimientos; la tendencia a enjuiciar a los demás compañeros/as; a un pensamiento en el que damos vueltas a las cosas; la falta de habilidades emocionales, que nos bloquean y nos enrocan en emociones y sentimientos de rencor, traición, venganza… de los que nos sabemos salir. Muchas cosas sin duda.

Pedir perdón es un paso imprescindible para restablecer la relación de una persona con la sociedad. Es un gesto de humildad que nos hace ganar. Pedir perdón mejor que pedir permiso, nos gusta decir, aunque siempre con la máxima humildad y buen hacer.

Si queremos aprender a pedir perdón de la manera correcta, debemos saber que hacerlo bien consta de 3 partes que no se pueden suprimir. Cada una de ellas tiene su importancia.

A. Lo siento
Cuando uno pide disculpas le dice a la otra persona que haberla herido de alguna forma nos ha hecho daño a nosotros también, que no es lo que queríamos que pasara y que si pudiéramos volver atrás lo haríamos de otra forma.

B. Ha sido mi culpa
Cuando pedimos disculpas asumimos la responsabilidad de lo que ha pasado. Asumimos que hemos sido nosotros y no otra persona la que carga con la responsabilidad de lo que ha pasado. Esta parte, refleja la madurez de la persona que se disculpa y a la apersona que la recibe le trasmite confianza.

C. ¿Cómo hago para corregirlo?
A veces el daño que hemos hecho no se puede reparar de manera inmediata pero muchas veces no sabemos cómo hacerlo. Restituir voluntariamente a la persona dañada en r de l trabajo o mostrar la voluntad de hacerlo le mostrara que le damos toda la importancia que merece.

Todos cometemos errores y nos equivocamos. A veces cuando esto sucede nos damos cuenta rápidamente. La clave es que el perdón tiene que tener unas características determinadas para que sea útil y sirva. Por mucho que nos pidan perdón, solo vale si cumple algunas de estas condiciones:

1. El que pide perdón y el perdonado en el trabajo deben compartir unos valores; nunca es un acto unilateral: Perdonar es ante todo una promesa de olvido a cambio de una promesa de no reincidencia.

2. Ambas partes se deben considerar iguales. Si alguien se siente superior al otro moralmente, el perdón es más difícil.

3. Si no se piensa reparar el daño y cambiar, solo se hace para uno/a sentirse bien.

4. Es necesario comprender la ofensa de la misma forma, o al menos intentarlo. Si no hay honestidad en el acto y no se asume una responsabilidad, resulta insuficiente para restablecer la confianza; y eso causa heridas emocionales.

5. La empatía es fundamental para llegar a la comprensión.

6. El perdónverdadero sirve para poder centrarnos en las emociones positivas.

Las intervenciones de perdón proporcionan evidencia con un vínculo con la salud. Los estudios sugieren que el perdón está asociado con niveles más bajos de depresión, ansiedad y hostilidad; reducción de la dependencia a la nicotina y abuso de sustancias; emoción positiva superior; mayor satisfacción con la vida; mayor apoyo social; y menos síntomas de mala salud. Para ello, necesitamos una regulación de la emoción beneficiosa. Un metaanálisis de diversos estudios encontró evidencia de un efecto de las intervenciones de perdón en la disminución de la depresión y la ansiedad y en el aumento de la esperanza.

Hay tipos de intervención que se basan en modelos de perdonar. Destacamos el modelo, donde el tratamiento permite descubrir sentimientos negativos sobre la ofensa, decide buscar el perdón de forma activa, trabaja para comprender a la persona que ofende y descubre resultados positivos no previstos y empatía por la persona perdonada.

Beneficios de pedir perdón o de perdonar



Cuando somos perdonados o solicitamos con sinceridad el perdón, se producen efectos beneficiosos:

• Aumenta la autoestima.
• Disminuye el estrés.
• Disminuye la ansiedad.
• Disminuye la tristeza.
• Mejora nuestro estado físico.

El perdón siempre es moralmente apropiado y es diferente a la reconciliación. El perdón también se considera un bien en sí mismo. El perdón permite mantener el respeto por uno mismo pero también respeto al otro. Las intervenciones de perdón pueden ser sin duda, beneficiosas.

No abordar el perdón es dejar a muchas personas atrapadas en el resentimiento y en los sentimientos negativos. La evidencia sugiere fuertemente que el perdón promueve la salud en el sentido más amplio de la integridad de la persona. La evidencia sugiere que el perdón se puede facilitar a nivel individual o de grupo mediante diversas intervenciones de perdón. El perdón es importante para la salud de y en las organizaciones.

9 actitudes para pedir perdón:



1. Analizar la ofensa, pensar en el error que hemos cometido, el daño que hemos hecho, las emociones que sentimos al respecto (tristeza, enfado, orgullo).

2. Empatizar con la persona que hemos ofendido, pensar en cómo se está sintiendo y que necesita.

3. Solicita el perdón, introduciendo palabras cómo “lo siento”, “disculpa por”, “perdona por”. Mostrar nuestro arrepentimiento sin dramatizar o exagerar. Mostrar una disculpa sincera.

4. Escuchar y reconocer la importancia de lo ocurrido. Acoger nuestras emociones con frases del tipo “lo entiendo”, “así es”…

5. No nos justifiquemos. Responsabilizarse de nuestra acción ante la otra persona.

6. No exigir el perdón.

7. Indagar cómo reparar el daño. Para solventar el daño, y que la persona pueda perdonar, tenemos la opción de preguntar qué podemos hacer para arreglar lo sucedido. La persona ofendida en ese momento podrá o no podrá decirnos cómo resolverlo. Si nos lo dice, comenzar cuanto antes. Si no es así, esperar un tiempo para volver a intentarlo.

8. Mostrar sinceridad en nuestra intención de reparar lo sucedido.

9. Pedir ayuda. Si nos cuesta pedir perdón, considerar que podemos necesitar adquirirlas.

La consecuencia final del perdón es devolver el equilibrio emocional a quien perdona, con independencia de que el perdonado lo sepa o lo sienta.

Sabemos que quien perdona a veces, no olvida, sino que relativiza las posibles ofensas recibidas para superar el rencor, y esa renuncia al resentimiento es la que proporciona mayor bienestar. Hagámoslo. Pidamos perdón. Perdonemos. Es bueno para nosotros y para las otras personas. Las organizaciones lo necesitan

Joan Carles March Cerdà
Médico especialista en medicina preventiva y salud pública.


Lunes, 26 de septiembre de 2022

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