Plataforma Laboral Life

Plataforma Laboral Life


GENEROSIDAD EN NUESTRO ENTORNO DE TRABAJO

Cuando hablamos de GENEROSIDAD, nos referimos normalmente a la inclinación a dar y compartir, muy importante en la vida y también en el entorno laboral.

Pero la GENEROSIDAD es más que eso, es una actitud. La persona generosa lo que sabe es COMPARTIR. Y la GENEROSIDAD es una manera de entender la vida y el trabajo, más allá incluso de una mera habilidad.

La GENEROSIDAD está relacionada con la capacidad de cuidar a los que nos rodean en la vida y en el trabajo, partiendo de una concepción positiva del mundo, en la que creo firmemente: Seré más feliz en la medida que comparta. Y por tanto, la GENEROSIDAD es una cualidad ligada a dar a los otros cosas que tienen valor, en un acto en el que sientes algo valioso por el hecho de dar.

Leía hace un tiempo, un estudio internacional en el que participaba la Universidad de Granada, en el que decía que los meses de confinamiento general de la población provocado por la pandemia de COVID-19 afectaron a la ciudadanía de muy diversas formas e influyeron en su comportamiento y perspectivas. Y añadía que la generosidad de las personas se vio negativamente afectada ante la incertidumbre y la crisis socioeconómica que generó la situación sanitaria en su peor periodo. Una posible explicación que dan los investigadores a los resultados es que una amenaza como la de la COVID-19 puede disminuir la generosidad hacia personas que no se consideran parte del propio grupo, pero aumentar la solidaridad dentro de los círculos sociales más cercanos, o desviar la solidaridad hacia la causa social más significativa. Dicho de otra forma, si en la pregunta experimental sobre la donación a la ONG se hubiera especificado que era para investigar sobre COVID o que con la donación se ayudaría a las personas de su barrio o ciudad, probablemente los resultados hubieran sido diferentes.


Y la GENEROSIDAD se acompaña en muchos casos de la bondad, que se define como toda acción que colabora a que la felicidad pueda comparecer en la vida del otro y en el ambiente de trabajo. La GENEROSIDAD surge cuando una persona prefiere disminuir el nivel de satisfacción de sus intereses a cambio de que el otro amplíe el de los suyos, y que en personas sentimentalmente bien construidas suele ser devuelta con la gratitud. La coherencia, la flexibilidad, la GENEROSIDAD, el agradecimiento y la lealtad son valores a tener en cuenta para consolidar una relación de amistad en el trabajo. La amistad, por tanto, es importante en la vida de una persona por lo que aporta a nivel emocional y más aún en el entorno laboral.

Y todo ello, se consigue, dedicando tiempo a quien lo necesita en nuestro entorno de trabajo, acompañando con buenas conversaciones, haciendo regalos inesperados que no tienen porque tener mucho coste pero sí mucho valor. La generosidad es evidente que nos da alas.

Está claro que rodearse de personas que sacan lo mejor de uno/a ayuda a mejorar nuestro entorno de trabajo. Los estados de ánimo de las personas que nos rodean pueden terminar teniendo un gran impacto en nuestras emociones y actitudes. Estar constantemente expuestos al mal humor y la negatividad terminará presentando una factura para pagar, por lo que es crucial estar rodeado de personas que puedan sacar lo mejor de nosotros. Por supuesto, también tenemos que asegurarnos de convertirnos en personas con quienes los demás puedan percibir una energía positiva. La buena noticia es que cuando somos conscientes del hecho de que existe un contagio emocional, podemos alentar a los demás a centrarse en el lado más positivo de las cosas. Es cierto que las emociones positivas son mucho menos contagiosas, pero sigue siendo el mejor regalo que podemos hacerle a alguien en el trabajo, cuando está pasando por un mal momento.

Valores como la lealtad, la honradez, la GENEROSIDAD, el amor, la libertad, la gratitud, el respeto son los pilares esenciales sobre los que se basa cualquier iniciativa de logro personal y profesional. En las plantillas de algunas organizaciones entraron durante muchos años personas con excelentes conocimientos técnicos pero que sus actuaciones personales y profesionales no eran éticas. Las personas que si tenían valores no podían competir con ellos porque se habían cambiado las reglas del juego, ahora lo importante no era ser leal a la organización, actuar con honestidad, la generosidad con los compañeros, el esfuerzo sino exclusivamente los resultados económicos no importando mucho como se habían obtenido. Lo que provocó que los trabajadores se desmotivaran y los ambientes laborales fueran tóxicos disminuyendo la productividad de las organizaciones.

Y nos hemos dado cuenta que las personas con valores bien definidos tienen mayor autoestima, toman mejores decisiones, son capaces de anteponer los intereses de la organización a los suyos personales, el ambiente laboral mejora, ayudan a crecer profesionalmente a otros, generando confianza. Por ello se ha optado por considerar como requisito indispensable para ser seleccionado tener bien definida la escala de valores. Y para que se produzca esa integración tenemos que buscar las cosas que les unen y no las que les separan. Valores como la generosidad, la lealtad, el amor son universales las personas que los practican generan confianza que es la base del liderazgo. Si a estas personas las animamos a trabajar habilidades como la empatía, la comunicación, capacidad de escucha, proactividad, creatividad, innovación, las relaciones sociales y están dispuestas a aprender aquello que sea necesario para estar actualizados, podremos disponer en nuestra plantilla de verdaderos líderes, capaces de adaptarse a los cambios que se vayan produciendo.

Si coexisten personas generosas que estén dispuestas a apoyar a los compañeros y ayudar a crecer a los demás, cada uno aportará al equipo aquello en lo que destaque y podrá funcionar perfectamente.

Por tanto, sabemos que las organizaciones deben favorecer una cultura basada en la ética, la coherencia, la confianza, la autogestión, la libertad, la responsabilidad, la GENEROSIDAD y la visión a largo plazo. Y a ello, le añadimos ESCUCHAR, que es la única forma de crecer. Es obligatorio estar abierto a los que piensan diferente, sobretodo si te dicen cosas que no te gustan. El silencio es el gran aliado de los que saben que es importante escuchar antes de hablar. El conflicto es positivo e incrementa la creatividad pero requiere generosidad, no personalizar, no minusvalorar al otro, que las emociones negativas no aparezcan,... Pero sobretodo requiere escuchar. Y el poder de las preguntas. Saber preguntar es clave para el desarrollo profesional y personal. Preguntar de forma abierta también es escuchar.

Y además de todo ello, reivindicamos el sentir. Y SENTIR es aprender en nuestro entorno de trabajo. Es importante estar atentos a los enemigos del aprendizaje: la culpa, la crítica indiscriminada, la excusa, la queja, la falta de escucha y de generosidad. Y nuestro propio método para la amistad en nuestro ambiente implica practicar el lenguaje de la compasión, de la amabilidad, del reconocimento, del agradecimiento, del perdón, de la franqueza, de la GENEROSIDAD..... Y sentirlo.

Joan Carles March Cerdá.
Médico, especialista en medicina preventiva y salud pública, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y codirector de la Escuela de Pacientes


Miércoles, 07 de septiembre de 2022

Regresar