Plataforma Laboral Life
Lo estamos viendo a diario en todos los medios; en España también se están produciendo abandonos y/o renuncias laborales - “inexplicables” a primera vista - que nos tienen que hacer repensar muy seriamente el tipo de relación existente entre empresarios y trabajadores; es evidente que algo falla, que alguna cosa que no funciona. En un contexto económico extremadamente complejo, con cifras de paro que disparan el cortisol nada más escucharlas, la gente no abandona sus puestos de trabajo por capricho. La “gran dimisión” no es una moda pasajera.
¿Dónde hay que buscar las causas? Tampoco tenemos que hacer un gran esfuerzo de imaginación. Hace ya bastantes años que las expectativas de los trabajadores empezaron a evolucionar, a mudar, y aparecieron nuevos “palabros” para dar nombre a estas nuevas inquietudes; “salario emocional”, bienestar laboral, conciliación familiar, etc., vocablos que empezaron a tomar fuerza en el argot de los departamentos de RR.HH de algunas de las empresas más punteras. Tomaron forma algunas ideas, se desestimaron otras, pero en poco tiempo, ya son minoría los departamentos de RR.HH que no han tomado alguna iniciativa en este sentido, emprendiendo acciones encaminadas a satisfacer estas nuevas necesidades. Definitivamente, las empresas han asumido que esta transformación no tiene marcha atrás.
La pandemia y sus efectos colaterales (trabajo en remoto, desplazamientos limitados, etc.,...) fue el catalizador definitivo que hizo aflorar estas ansias de cambio larvadas, estas ganas de darle la vuelta al calcetín y poner a “las personas en el centro”. Pero de verdad. Así es como han aflorado con toda su fuerza motivaciones hasta la fecha miradas - todo hay que decirlo - con cierto recelo o desdén, como el bienestar laboral o la conciliación familiar, entre otras.
El teletrabajo propiciado por la crisis de la Covid, no ha hecho más que catapultar un anhelo que estaba en la mente de todos; mejorar nuestra calidad de vida laboral. O dicho de otro modo; la convicción de que hay que trabajar para vivir pero no “vivir para trabajar” que, está bien recordarlo, era la motivación imperante hasta hace bien poco.
Por lo que se refiere específicamente a la salud laboral, tampoco hay que ser un lince para ver que las condiciones laborales de una gran parte de la población asalariada, salvo honrosas excepciones, todavía distan bastante de las recientes recomendaciones de la OIT en lo que se refiere al derecho a “la seguridad y la salud en el trabajo”. Empresas y trabajadores exhiben carencias importantes en materia de cultura de prevención. Unos por poner pocos medios; otros por negarse a utilizarlos.
En este sentido, y desde mi punto de vista, los empresarios que quieran mantener y fidelizar el talento deben estar muy alerta y atentos a estas nuevas demandas de sus colaboradores. Es imprescindible que trabajen a favor de implementar los cambios que se requieran si no quieren pagar el elevado coste que supone tener una alta tasa de rotación en los puestos de trabajo. Intervendrán más factores y de diversa naturaleza , pero de lo que sí estoy convencido es de que no puede haber motivación ni verdadera implicación ni - por supuesto -, compromiso de los trabajadores si no se les ofrece un entorno saludable y ético, que invite al desarrollo profesional y, en definitiva, a la búsqueda de la excelencia laboral con el foco en el bien común.
Por todo ello, aplaudo y apoyo iniciativas como la de Plataforma Laboral-Life, una interesantísima y razonable propuesta que invita a empresarios y trabajadores a rubricar, metafóricamente hablando, un “Pacto Solidario” por el que ambas partes, respetando sus legítimos intereses, se comprometan a materializar y dar respuesta a estas nuevas expectativas laborales, aunando esfuerzos y responsabilidades de manera compartida. Otra manera de trabajar es posible.
Ignasi Castells Cuixart
Autor y formador en Habilidades Directivas