Plataforma Laboral Life
La aparición del Covid-19 en el mundo ha venido a poner de relieve la importancia en el cuidado de la salud mental. Un tema hasta hace poco tabú en la sociedad. Todavía hoy día existe reticencia a hablar de la importancia del bienestar mental dentro del conjunto de la salud. Algo que, sin embargo, es de vital importancia para alcanzar una calidad de vida adecuada. Y, como casi cualquier tema, se puede extrapolar al ámbito laboral que, en estos dos últimos años, también ha sufrido una notable transformación debido a las exigencias impuestas por la alerta sanitaria.
En los primeros días de marzo del 2020 el histerismo entre la sociedad se fue incrementando al tiempo que se conocía la extensión del virus por todo el mundo. En esos días la gente, en general, estaba atemorizada, con una sensación de que “caíamos como moscas”, con una gran incertidumbre ciñéndose sobre el futuro inmediato y no tan inmediato. Cerraron los colegios y en pocos días las empresas empezaron a tomar medidas como enviar a su personal a casa bien con permiso no retribuido, con teletrabajo, acogiéndose a un ERTE…
La incertidumbre y el confinamiento hicieron mella en muchas personas. Algunos consiguieron establecer rutinas diarias y admiten que, a pesar de las circunstancias, fue una buena época. Aprovecharon para disfrutar de la familia y de actividades que, teniendo que cumplir con un horario laboral, no podían llevar a cabo. Pero para otros la perdida de su rutina laboral, la incertidumbre de su futuro laboral, la evolución de la pandemia, con el bombardeo de noticias estadísticas de infectados y muertos alrededor del planeta, afectaron a su estado anímico, a su salud mental.
Según Dévora Kestel, psicóloga y directora del Departamento de salud mental y abuso de sustancias de la OMS “se estima que la pérdida de productividad relacionada con la depresión y la ansiedad, dos de los trastornos mentales más comunes, cuestan anualmente a la economía mundial un billón de dólares”. La Comisión Europa ha empezado a trabajar en una medida enmarcada en la nueva estrategia de seguridad y salud en el trabajo para los próximo siete años. Antes del Covid se estimaba que unos 84 millones de personas sufrían algún problema de salud mental y el estrés suponía la mitad de los días de ausencia laboral. La OCDE confirma que, después de año y medio de pandemia, estos datos han empeorado sobre todo entre la población más joven y la de mayor precariedad laboral. En la UE, el nivel de salud mental ha tocado mínimos en todos los grupos de edad, con casi dos tercios de las personas entre 18 y 34 años en riesgo de sufrir depresión, de acuerdo con Eurofound.
En España el Comité Institucional de la Estrategia de la Salud Mental del Sistema Nacional de Salud aprobó, el pasado 2 de diciembre de 2021, un documento que tiene como objetivo primordial “mejorar la salud mental de la población en todos los níveles y ámbitos de atención del Sistema Nacional de Salud”. Hace unas semanas Yolanda Díaz, Vicepresidenta del Gobierno, presentó una Comisión de expertos que se encargará de elaborar un informe, a lo largo de los próximos seis meses, de las consecuencias de la precariedad laboral en la salud laboral. Díaz considera que las empresas no pueden ser “un lugar de sufrimiento” como ocurre en muchos casos en la actualidad. Según la Vicepresidenta “vivimos en un mundo dominado por la ansiedad”. Iñigo Errejón, diputado de Más País, ha destacado la importancia de visibilizar los problemas derivados de la salud mental y la necesidad de cuidar este aspecto de la sanidad pública.
La psicóloga Raquel García, del grupo Albor psicología, explica que “con frecuencia nos encontramos con problemas relacionados con la salud mental en el trabajo”. Teniendo en cuenta que la salud mental, según la OMS es “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”. “En nuestra clínica nos encontramos muchas veces con personas que no viven bien, presentando problemas de estrés relacionados con el ámbito laboral. Situaciones en las que los individuos perciben que no pueden hacer frente a las demandas del medio laboral, disparan sus respuestas de estrés, que si son muy frecuentes, intensas o duraderas afectarán de manera significativa a su salud facilitando la aparición de trastornos de tipo físico (dolores de cabeza, mareos…) o psicológico (ansiedad, depresión)”.
Según nos comenta Raquel García, el sexo no influye mucho a la hora de plantearse acudir a un profesional, el rango de edad que más acude a un psicólogo está entre los 30 y 50 años. Y las características personales más comunes entre ellos son un alto de auto-exigencia, valoración a través de sus logros, confundiendo su valía personal con la de sus ejecuciones y con déficits asertivos; con poca confianza en sí mismos, tendencia al pesimismo, sin sensación de control sobre los acontecimientos. Situaciones del ámbito laboral que ponen en riesgo el bienestar de las personas y que con frecuencia son objeto de consulta son las siguientes: incertidumbre ante determinadas situaciones, como continuidad laboral; excesivas demandas a resolver en plazos cortos de tiempo; cambios a puestos que implican tareas de mayor responsabilidad, problemas con compañeros y con jefes (con temperamento variable, estilos agresivos de interacción con los demás…). Las personas que más frecuentan nuestra consulta en relación a estos problemas pertenecen a los siguientes colectivos: profesores, enfermeras, mandos intermedios en distinto tipo de empresas.
Se ha detectado un incremento en general de las demandas de consultas tras la pandemia, pero no un aumento de problemas de salud laboral según relata Raquel García. La mayor difusión y visualización de los problemas de salud mental después de la pandemia, parece haberlos normalizado y desmitificado, haciendo que la gente acuda a buscar ayuda con más frecuencia. Es reseñable la aparición frecuente, tras la pandemia, de casos de jóvenes pertenecientes al ámbito sanitario (técnicos de laboratorio, de análisis clínicos…), que han demandado ayuda profesional tras haberse incorporado al mundo laboral una vez finalizados sus estudios, sin periodos de prácticas, sintiéndose desbordadas por la cantidad de trabajo a la que hacer frente y percibiéndose sin recursos para afrontar el mismo.
Mayte Molina
Periodista/Técnico Recursos Humanos