Plataforma Laboral Life

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LA IMPORTANCIA DE LOS RIESGOS "INVISIBLES"

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales aprobada en 1995 supuso un revulsivo en la Seguridad y Salud Laboral, nos trajo un nuevo marco que ha permitido, durante estos años, avanzar en la protección a los trabajadores, y, junto con el Reglamento de los Servicios de Prevención, a mejorar la gestión preventiva en las organizaciones. Quedaron establecidas diferentes disciplinas preventivas; medicina del trabajo, seguridad en el trabajo, higiene industrial y ergonomía y psicosociología aplicada.

Los técnicos en prevención siempre hemos discutido sobre cuál de estas especialidades tiene mayor relevancia para la salud de los trabajadores. Quizás la medicina del trabajo, ya que la vigilancia de la salud es un pilar fundamental, o la Seguridad en el trabajo, porque estudia los riesgos que pueden provocar accidentes laborales tratando de eliminarlos, o al menos, disminuirlos. Quizás la Higiene industrial, que se ocupa de los factores medioambientales…

De todas ellas, la Ergonomía y Psicosociología es la disciplina que pasa más desapercibida, al tratar sobre factores más complejos e intangibles, es una especialidad incómoda, hace preguntas difíciles de contestar sobre adecuación de condiciones, tanto fisiológicas como mentales, en el puesto de trabajo. Preguntas complejas sobre la adecuada estructura de la organización, la carga mental, el estrés laboral o la mejora del bienestar en general.

Para la dirección de la empresa, muchas de estos conceptos son difíciles de medir, difíciles de cuantificar, y terminan en la carpeta de “no prioritarios” y finalmente en la carpeta de “reciclaje”, siguiendo la máxima de “lo que no se ve, no existe”.

Algo parecido pasó en la Segunda Guerra Mundial, los Aliados tomaban buena nota de los agujeros de bala los aviones que regresaban tras los combates bajo fuego alemán, con el objetivo de reforzar las partes que más disparos recibían. Era una deducción lógica, si vemos donde está el problema, reforzamos las partes más afectadas. Pero Abraham Wald, que era matemático y, a buen seguro, podría haber sido un genial técnico en prevención, llegó a una conclusión diferente.

Sin quererlo, había analizado los riesgos de ser abatidos con un “sesgo de supervivencia” (survival bias), analizaban únicamente los aviones que volvían al hangar, no se les había ocurrido analizar el resultado de los impactos de los aviones que no volvían. Wald, en cambio, advirtió que las áreas más débiles eran las que tenían menos impactos de bala, eran esos los sitios donde el avión no sobrevivía al recibir el impacto.

La analogía con los riesgos psicosociales es clara; cuando se produce un accidente por una caída a distinto nivel se puede observar si, existían o no, deficiencias en las medidas preventivas adoptadas. Por tanto, el accidente de trabajo es visible, pero ¿el agotamiento emocional es visible?, ¿o forma parte de ese sesgo de supervivencia del que nos hablaba Wald?.

Debemos ver más allá de los riesgos “visibles”, debemos trabajar por aprender a cuantificar y medir el estrés laboral, la carga mental, el nivel de satisfacción en el trabajo, atender los cambios en las percepiones y experiencias de los trabajadores en su puesto de trabajo, ya que inevitablemente, terminarán influyendo en su salud, en su rendimiento y la satisfacción por su trabajo.

Los legisladores, deberían tener en cuenta todo lo dicho, para la aprobación de futuras normas sobre seguridad y salud laboral. Dando visibilidad a los riesgos psicosociales, esos riesgos que por “invisibles” no podemos dejar olvidados en un cajón.

Antonio Chacón
Técnico en Prevención de Riesgos Laborales.
Presidente de la Asociación Andaluza de Técnicos en Prevención de Riesgos Laborales


Martes, 30 de noviembre de 2021

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