Plataforma Laboral Life
Una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la obesidad, considerada como epidemia mundial o incluso algunos canceres.
La cantidad y el tipo de alimentos, así como la forma de alimentarnos, pueden provocar otra serie de trastornos menos graves y/o visibles que afectan a nuestra calidad de vida. Algunos de ellos son: problemas digestivos, insomnio, intolerancias y alergias, procesos inflamatorios, cansancio, afectación del sistema inmune, o incluso el bajo rendimiento deportivo.
Comer sano se refleja en nuestra salud física y emocional.
La mejora del nivel de vida ha peligrado la dieta mediterránea
La industria de los alimentos, los cambios en el estilo de vida, formas de trabajo, y ocio son factores que han producido cambios en los patrones de alimentación. Se consumen más alimentos procesados, ricos en calorías, grasas, azúcares añadidos y sal/sodio, e insuficiente cantidad de frutas, verduras y otras fibras.
En el ámbito laboral, las largas jornadas laborales, el exceso de reuniones, la ausencia de comedores o zonas donde comer, los elevados precios de los restaurantes cercanos, incluso la falta de conocimiento sobre la importancia de una alimentación saludable provoca que los trabajadores consuman en mayor medida comida rápida y/o procesada. Además, con frecuencia, los trabajadores no disponen ni de las facilidades ni del dinero suficiente para comer sano.
Por qué fomentar la alimentación saludable en el medio laboral
El aumento de la obesidad, sobrepeso y otras enfermedades relacionadas con la mala alimentación hace necesaria la concienciación de la importancia de los hábitos saludables.
El entorno laboral es considerado un lugar idóneo para llevar a llevar intervenciones y programas que promuevan los hábitos saludables, como por ejemplo la alimentación, ya que un adulto con una vida laboral activa invierte una parte sustancial de su tiempo en el lugar de trabajo.
A nivel laboral, los costes relacionados con el colectivo de trabajadores que tienen una mala conducta alimenticia y una mala salud incluyen desde el coste de la baja médica, a veces la incapacidad laboral, los costes de absentismo y presentismo, los de rotación de personal y con una clara disminución de la productividad en el trabajo.
Toda intervención efectiva y exitosa que prevenga las enfermedades relacionadas con la mala alimentación suponen un beneficio económico tanto para la economía y la sociedad de un país como para las empresas ya que suponen una disminución del absentismo laboral y aumentan su productividad.
Para los empleados este tipo de acciones tienen un impacto positivo al tener un mejor conocimiento sobre la alimentación y nutrición saludable y por lo tanto una mayor habilidad para mejorar su salud, aumentar su bienestar y calidad de vida.
Una estrategia de alimentación saludable y salud laboral aplicada a los trabajadores puede proporcionar una enorme ganancia a las compañías, al generar personas motivadas, más satisfechas, y en definitiva también más productivas.
Consumir alimentos saludables en un ambiente relajado favorecen el máximo rendimiento laboral. Las pausas para comer son periodos de descanso que favorecen el establecimiento de vínculos entre compañeros, la mejora del clima laboral y la liberación de todo tipo de tensiones. Por el contrario, por una mala alimentación en el ámbito laboral, la productividad puede disminuir hasta un 20%
Por lo tanto, una nutrición apropiada supone la base de la estabilidad laboral, de la productividad y de la salud de los trabajadores, intereses que deben compartir tanto los gobiernos, como las empresas, los sindicatos y los trabajadores.
En definitiva, en los centros de trabajo debe promoverse una alimentación saludable a través de intervenciones y acciones realizadas de forma sostenible y continua en el tiempo para que puedan evaluarse tanto a medio como a largo plazo tanto su implementación como su resultado. Las políticas llevadas a cabo serán más efectivas si todos los actores involucrados participan conjuntamente.
No obstante, hay que reconocer que algunas empresas tienen un mayor compromiso en promover hábitos de alimentación saludables. A continuación, se citan algunas acciones que realizan:
- Efectúan inversiones en la calidad, seguridad y subvención de los alimentos, así como mejoras en las cocinas y comedores de empresa.
- Se pone a disposición de los empleados dietas especiales: sin gluten, baja en grasas, o pobres en sal y se tiene en cuenta las alergias alimentarias y el etiquetado de los alimentos.
- Se sustituyen de las máquinas expendedoras aquellos snacks o alimentos ricos en azúcares y sal por frutas frescas o verduras.
- Se tienen en cuenta los productos de temporada en la elaboración de los menús y la alimentación sostenible, preocupándose por la salud de los empleados y la del planeta.
- Disponen de kítchenettes para cocinar o calentar comida, así como instalaciones para almacenaje y limpieza. Realizan un adecuado mantenimiento que proporciona comodidad a los empleados.
- Favorecen las pausas para comer de forma tranquila y sosegada.
Laura Carcedo Santos
Enfermera del Trabajo