Plataforma Laboral Life
Hay más libros sobre cómo ser feliz que sobre cómo adelgazar sin dejar de comer, que ya es decir. Parece que todo el mundo quiere, lo primero, ser feliz. Y a cualquier precio.
Lícito, por supuesto, pero yo todavía no tengo tan claro que el orden sea el correcto. Y os diré por qué; para mí - y es una mera opinión -, ser buena persona es un requisito previo para ser feliz "en profundidad".
Por eso me interesa la felicidad derivada de nuestra contribución al bienestar de los demás y dudo, en general, de todo aquél que tiene que trepar y encaramarse sobre las espaldas de otros para proclamar su propia felicidad a los cuatro vientos.
Y tampoco comparto la alegría de aquél directivo que se enorgullecía de haberle dado la vuelta a la cuenta de resultados habiendo dejado a media plantilla en la cuneta. Quiero pensar que no hubo otro remedio, pero tengo mis dudas acerca del tipo de felicidad que pueden generar este tipo de "logros" personales.
Sí creo, en cambio, en la felicidad altruista derivada de obtener dividendos a partir del bienestar de terceros; el caso La Fageda la exitosa cooperativa láctea liderada por el psicólogo Cristóbal Colón en la comarca de La Garrotxa (Catalunya) e integrada por discapacitados físicos y psíquicos, es un ejemplo paradigmático de lo que significa conseguir resultados sin perder nunca de vista la misión de la empresa: dignificar a los empleados discapacitados devolviéndoles su sentido de valor, su dignidad.
Y desde mi punto de vista, es esa felicidad fruto de ser buenas personas, esa dicha con fundamento ético, la única que permanece en el tiempo. La otra, episódica, dura lo que un caramelo en la puerta de un colegio. Muy poco.
Ignasi Castells Cuixart
Experto en Comunicación