Plataforma Laboral Life
Desde hace ya algún tiempo venimos escuchando casi a diario como está la situación en este país en cuanto a absentismo laboral. Titulares como “el absentismo se dispara en las empresas españolas” o “el absentismo alcanza en España récords históricos” son noticias que se asoman a nuestras pantallas constantemente.
¿Qué ocurre en los entornos laborales para que estas cifras estén en niveles tan altos? ¿Qué pueden hacer las organizaciones para reducir el absentismo? Desde luego que la situación es preocupante y para muchas empresas las cifras tan elevadas de absentismo están siendo un problema grave a resolver de forma inmediata y en el que ya están trabajando algunas organizaciones, pero, además de este fenómeno que tanto impacto tiene en la economía empresarial ¿no deberíamos también ocuparnos del presentismo dentro de los espacios de trabajo?
El presentismo o renuncia silenciosa, nombre que se le está dando actualmente, consiste en que la persona acuda a su puesto de trabajo pero no desempeñe sus funciones y tareas de forma productiva, es decir, que esté corporalmente pero no mentalmente. La persona trabajadora no tiene un compromiso, o este se va deteriorando, con la empresa.
Este fenómeno, cada vez más habitual en los espacios de trabajo, no solo tiene consecuencias negativas para la empresa sino también para el trabajador. Además de la disminución de productividad de la organización y con ello, una menor rentabilidad a nivel económico, las personas que practican el presentismo pueden también generar mal ambiente en las organizaciones, conflictos con los compañeros, desacuerdos con los líderes. etc. Así mismo, estas personas pueden tener consecuencias negativas a nivel de motivación, salud y estado de ánimo.
En definitiva, se desaprovecha el talento y el abandono del puesto de trabajo se lleva a cabo tarde o temprano.
Este comportamiento, que puede ser un signo de alerta, puede deberse a condiciones laborales deficientes: carga excesiva o inexistente de trabajo, mal estilo de liderazgo, falta de flexibilidad, tareas mal delimitadas, poca definición de roles, escasa organización, cultura de la empresa no compatible con valores personales, etc. Todas estas condiciones inciden en problemas de estrés, desmotivación e incluso síndromes de burn-out o bore-out lo que desembocaría en esta renuncia silenciosa.
¿Qué pueden hacer las organizaciones para prevenirlo, identificarlo y/o abordarlo?
Una persona se compromete con su trabajo cuando se siente valorado. Esto no solo implica tener un salario acorde a sus capacidades, sino también reconocer su talento y ofrecerle posibilidades de desarrollo profesional.
La prevención de este fenómeno en las organizaciones pasa por establecer una cultura empresarial basada en el bienestar, fomentar la comunicación y transparencia, dar reconocimiento y ofrecer oportunidades de desarrollo al empleado, cultura basada en la coherencia y fomentar el feedback para que la persona se sienta escuchada y valorada.
Las señales que alertan de este comportamiento del empleado, que aunque cumple rigurosamente horario y presencia en su puesto de trabajo, demuestran su escasa implicación y alta desmotivación con el trabajo, pueden ser: expresión de descontento con la empresa o comentarios negativos sobre esta, desinterés y disminución en la participación de reuniones o eventos organizacionales, ajuste o retraso en la entrega de tareas, entre otras.
A esto se puede añadir que la desmotivación de un empleado puede ser contagiosa y por esto es importante considerar el impacto que tiene el presentismo en el clima laboral. Un equipo desmotivado y con falta de compromiso puede originar además de una disminución de la productividad, un aumento en la rotación del personal, lo que genera al empresario costes adicionales en captación y formación de otros empleados.
Llegados a este punto, el presentismo del trabajador, ¿Cómo lo abordamos? ¿Qué reto supone reinstaurar el compromiso y la motivación a la persona?
Para restablecer la motivación del empleado las organizaciones tienen que adoptar las medidas preventivas mencionadas y capacitar a los líderes para que establezcan una cultura de bienestar en las empresas. El papel del líder es fundamental para mantener un equilibrio y bienestar dentro de los espacios de trabajo. Para que las personas se sientan valoradas los líderes tienen que ser coherentes, accesibles y un ejemplo a seguir.
Además las empresas cuentan con otras herramientas para no desmotivar al empleado como: flexibilidad, conciliación personal – profesional, comunicación bidireccional, promover y dar visibilidad a la salud mental, desarrollo profesional, etc.
En resumen, la renuncia silenciosa es un fenómeno que puede tener consecuencias muy graves, tanto para la persona como para la organización, si no se aborda a tiempo. Conocer sus causas y señales, y aplicar estrategias efectivas, tanto de prevención como de intervención, desde el liderazgo, puede cambiar la percepción de la satisfacción dentro del ámbito laboral. Se debe establecer un buen sistema de prevención, promoción y detección precoz e intervención adecuada y mantener un clima y una cultura basada en el bienestar que favorezca el compromiso de los empleados.
Alicia Chanca
Bienestar y salud,
Psicóloga del Trabajo y las Organizaciones.
Enfermera del Trabajo.