Plataforma Laboral Life

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SER AMABLE PUEDE SER MÁS VENTAJOSO DE LO QUE IMAGINAS

Independientemente de lo que pase en una organización, nadie nos debe de quitar la oportunidad de ser un buen compañero, y una de las mejores formas es ser generosos.

Es uno de los valores que no solo nos beneficia a nosotros, es sobre todo un acto voluntario en el que eres capaz de aportar lo que puedes hacer para que otro se sienta acompañado, reconocido o ayudado.

Deberíamos de practicar la generosidad bajo cualquier circunstancia o a pesar de ella, porque nos hace sentirnos bien y sobre todo nos conecta con otros.

Adam Grant, psicólogo organizacional, cree que la interacción social y la generosidad contribuyen a generar mejores ambientes laborales y que bien ejercida contribuye de manera efectiva al desarrollo personal/profesional de quién la realiza y favorece la generación de redes de apoyo mutuo.

La historia humana está íntimamente ligada a actos de ayuda mutua lo largo de la historia, aunque sabemos que cuando trabajamos con confianza y somos generosos nos sentimos mejor, hemos dejado de lado llevarla a cabo.

Y como la pescadilla que se muerde la cola, en entornos de tanta incertidumbre y cambios profundos en el trabajo nos sentimos solos, desubicados, frustrados. Sin embargo, no podemos olvidarnos de seguir haciendo lo posible por construir ambientes más sociales y generosos, que nadie nos quite las ganas de seguir siendo un buen compañero de trabajo.

Un estudio realizado por la Universidad de Notre Dame llamado “la ciencia de la generosidad” llegaron a la conclusión que la generosidad es un rasgo de carácter aprendido que implica actitud y acción. No esperes generosidad, sé el primero en darla.

Está comprobado que contribuye a nuestro bienestar emocional, y que la calidad de nuestra generosidad determina también el grado de satisfacción que nos genera, cuanto más desinteresado sea más beneficioso resulta.

Las pruebas efectuadas a través de resonancia magnética funcional han comprobado que nuestro cerebro reacciona de manera satisfactoria cuando alguien es generoso con nosotros, pero también cuando nosotros lo somos con los demás. Se le denomina efecto “'Giving's Glow” según comenta Stephen Post, Director del Centro de Humanidades Médicas, Atención Compasiva y Bioética de la Universidad Stony Brook de Nueva York.

Otra investigación llevada a cabo por Christian Smith e Hilary Davidson, titulada" La Paradoja de la Generosidad” llegó a una conclusión que en principio nos puede resultar contradictoria: “Al dar Recibimos, Reteniendo Perdemos ". Parece que cuando nos reservamos, cuando nos quedamos y nos preocupamos solo por lo que nos afecta directamente nuestro trabajo individual y no nos implicamos ni somos generosos con los demás nuestro bienestar se resiente.

* Se generoso en tu intención y acción. A lo largo del día nos cruzamos con muchas personas en el trabajo: interésate por cómo se encuentra, por saber cómo lleva el trabajo, agradecerle su ayuda si te la da, felicitarlo si sabes que le ocurre algo bueno. No cuesta nada y contribuye a desestresar ambientes, te sientes mejor, favoreces la formación de entornos más amigables y confiables. Como dice el refrán “hoy por ti mañana por mí”. Salvo excepciones (que las hay) ser generosos con alguien abre la puerta a la colaboración de manera natural, sin artificios ni solo por interés. A la larga la generosidad contribuye tanto a la productividad como a la sostenibilidad de las personas y la organización.

* Sé generoso con tu tiempo. Si hablas con alguien escúchalo con atención, pregunta con interés, que la persona sienta que la valoras y te preocupas por saber lo que piensa. Es la clave para construir una comunicación efectiva con significado basada en la confianza. Porque la generosidad derriba fronteras mentales que nos separan de los demás.

* Comparte conocimientos, se flexible con las necesidades ajenas. Ser con otros es una recompensa y ser generosos nos empodera más de lo que creemos.

Practica la generosidad siempre que puedas, incorpórala a tus hábitos de vida cotidianos, en casa, en la calle y por supuesto en el trabajo.

Porque como decía Audrey Hepburn:

“Con el tiempo y la madurez, descubrirás que tienes dos manos; una para ayudarte a ti y otra para ayudar a los demás”.



Ángela Moreno
Antropóloga


Domingo, 16 de junio de 2024

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