Plataforma Laboral Life
La Resiliencia la define Monika Gruhl en su libro como “aquellas fuerzas interiores que nos permiten no solo superar las crisis y dificultades, sino salir fortalecidas de ellas”, y me pregunto a continuación si es posible educar en Resiliencia ?.
Es un constructo, de origen latino, “Resilire” equivalente a “deformar” un objeto, y que éste vuelva a su forma de origen, sin mediar otra medida supletoria. Otra teoría deriva del griego “Hipomenein” que significa “permanecer firme”, “resistir” o “aguantar”.
Si pretendemos aplicarla al medio laboral, estaría por antonomasia dentro de las habilidades blandas, o denominadas “soft skills” que queramos adoptar, como la comunicación empática (CNV de Marshall Rosenberg, psicólogo USA,1934-2015), la excelencia profesional, ó las competencias para saber dotarse de cómo trabajar en equipo, y dar y/ó recibir órdenes, términos que hacen a una empresa y a sus empleados-as, más saludable y eficaz al mismo tiempo, y en especial proporcionan un bienestar físico y psicosocial, si se compromete en este aspecto en el tiempo.
Una sabia escritora nuestra, enamorada de la cultura clásica helénica Aristotélica de la que ha escrito, María Belmonte Barrenechea, habla de “Eudaimonia” (“eu”, bueno, y “daimon” duende) resume con este término algo aplicable al sentido íntimo del trabajo, que conmueve al individuo, de ambos géneros, y al mismo tiempo atempera su ánimo.
La Resiliencia en sí no es mensurable como patrón medible, pero sí es un hábito del que se pueden apreciar sus resultados, en calidad de vida laboral.
La Resiliencia en el medio laboral, en el día a día de las diferentes tareas que se suceden en las empresas, es un compromiso colectivo, auspiciado por acciones individuales de todos y cada uno de los integrantes, y de todas las escalas y cuadros de la empresa, asumible por el propio Plan de prevención de riesgos laborales que haya adoptado la empresa en cualquier modalidad de las existentes, y a tenor de ello la Resiliencia debe ser explicada, entendida, y puesta en marcha, con criterio de empeño en la mejora, en ningún caso coercitivo.
¿Cómo se puede realizar una acción formativa que fomente la Resiliencia? Pues que duda cabe que sabiendo asumir tanto los logros como aquéllas acciones u omisiones que hayan podido causar pérdidas económicas a la empresa, o acompañadas de malestar, y sabiéndolas afrontar ambas con propósito de mejora. Aquí entraría el concepto que propugnamos desde Plataforma laboral life del Pacto solidario, donde convergen y aportan todos al mismo tiempo, con un compromiso que nace en la dirección y se extiende a cualquier empleado-a.
Hay aspectos insoslayables que mejoran la Resiliencia, como la Comunicación empática antes aludida, y en este sentido quiero mencionar el trabajo reciente realizado por la Universidad East Kentucky (USA) que aducen las 10 “soft skills” más importantes, o competencias profesionales, siendo la Comunicación, la primera de la lista, concluyendo entre otras, la décima, con la ética en el trabajo.
Dice textualmente el articulo 18.1 de nuestra Ley de Prevención de riesgos laborales del año 1995, que “deberá informarse directamente a cada trabajador-a de los riesgos específicos que afecten a su puesto de trabajo o función de las medidas de protección y prevención aplicables a dichos riesgos”, que afecta directamente a la buena comunicación, y que ésta debe ser siempre entendible, mejorable, realista y veraz al mismo tiempo, por parte del empleador y/o sus representantes hacia los empleados-as. El artículo 19 resalta la necesidad de la Formación, que corrobora los aspectos precedentes mencionados.
La Resiliencia es el arte de rehacerse como dice bien Monika Gruhl en su libro, y apuesta en Alemania (“in extenso” también en otros países) por acciones de formación personalizada en estos aspectos, que tratan de formar en competencias y habilidades que mejoran el bienestar de los empleados-as, como son satisfacción en el trabajo, que sí es mensurable, el grado de connivencia con los fines de la empresa, la mejora de la siniestralidad (el año pasado 2022 en nuestro País fueron 1 millón doscientos mil accidentes de trabajo, más de la mitad con baja), el absentismo todavía muy alto y creciente (en estos momentos entre el 5,6 y el 7% según estadísticas fiables, la fidelización y motivación del empleado-a, ó entre otros muchos, el consumo de sustancias psicoactivas en el trabajo que menciona el Observatorio español de drogas y adicciones del año 2022, siendo el consumo de alcohol el más prevalente, pasando por sustancias alienas como el tabaco, la cocaína, el cannabis, y otras en menor grado de incidencia. Uno de cada cuatro accidentes laborales son por estas causas.
El concepto “Quiet Quitting” (“renuncia silenciosa”), o trabajos sin compromiso, no motivado, es causa de una gran parte, en mi opinión, de este absentismo laboral, y tiende al “abandono” de facto, ó a la poca implicación en muchos casos, con los fines de la empresa. La formación en Resiliencia pretende poner en valor estas facetas personales que hacen a una empresa a la larga ser sostenible en el tiempo.
El famoso psiquiatra Viktor Frankl (1905-1997) puso en conocimiento de todos su teoría de la Logoterapia, “siempre que hay un porqué no importa el cómo”, extraída de sus experiencias en varios campos de concentración nazis en el que estuvo recluido en los años 40, y del que subsistieron solamente aquellos prisioneros que conservaron un propósito por hacer, todavía.
Formar en Resiliencia obliga a discernir, separar lo que es importante de lo que no lo es, y es una herramienta educativa capaz de enfrentarse a la manipulación en cualquier esfera, presentando sus alternativas, entre otras, a la digitalización abrupta, ó a la Inteligencia artificial feroz que se quiere implantar en lo sucesivo, ya no en nuestro Continente, que se acabará haciendo, sino en la sociedad globalizada a nivel mundial, lo cual puede conllevar desavenencias sociales y éticas de interés, si no se hace bien, porque la legislación acorde con los derechos y deberes digitales del Parlamento Europeo aún está en ciernes, y se está todavía discutiendo en estas fechas.
El nuevo concepto que denomino “mimetismo humanista” pretende impulsar con el ejemplo de unos pocos, estas formaciones específicas en el ámbito del trabajo, promocionando su implantación, que forma parte de este Pacto Solidario que propugna nuestra Plataforma laboral life, desde la sociedad civil, hacia el bienestar individual y colectivo en el trabajo, hoy en día tan maleable y cambiante, al que nos tendremos que seguir adaptando, todos los colectivos laborales.
Dice Albert Ellis (psicólogo USA, 1913-2007) creador de la terapia racional emotiva,
(T.E.R.) que “no podemos cambiar el pasado, pero sí como las personas piensan, sienten, y se comportan”, la importancia de las “creencias”, y de liberarse de las ideas irracionales, y que magistralmente reconoce en su teoría de cómo hacerles frente.
Concluyo con una frase de John Grindler, fundador de la PNL (programación neurolingüística) que menciona el insigne médico psiquiatra, Dr. Rojas Marcos en su libro “Estar bien”, que dice “unas cuántas palabras, bien escogidas, y dichas en el momento oportuno pueden transformar la vida de cualquier persona”.
José María Aguirre Fdez. de Arroyabe
Médico del trabajo y Ergónomo/psicosociólogo de riesgos laborales.
Graduado social.